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‘Jugando con Fuego: Pinturas de Carlos Almaraz’ en el LACMA

Carlos Almaraz, Pesadilla Suburbana, 1983

Carlos Almaraz, Pesadilla Suburbana, 1983, Buck Collection, University of California, Irvine
© Sucesión Carlos Almaraz, fotografía de Bliss Photography

‘Jugando con Fuego’: Carlos Almaraz en el LACMA El Los Angeles County Museum of Art (LACMA) presenta la primera gran exposición de pinturas de Carlos Almaraz (1941-1989). Del 6 de agosto a 3 de diciembre de 2017]]>

Fuente: Los Angeles County Museum of Art (LACMA)

”Jugando con Fuego: Pinturas de Carlos Almaraz» cuenta con 65 obras, entre ellas pinturas y varios dibujos creados en distintos momentos de la carrera del artista. Almaraz fue legendario durante su vida, inicialmente como activista político y cofundador de “Los Four” -entre los primeros colectivos de artistas chicanos que surgieron en el sur de California en los años 70- y finalmente como un visionario artista de estudio cuyas imágenes convincentes transmiten un profundo impacto psicológico. Almaraz se convirtió por primera vez en un activista a través de su trabajo con la United Farm Workers, pintando banderas para las manifestaciones de dicho colectivo.

Entre sus trabajos más visibles de este período se cuentan una serie de murales públicos en el Este de Los Ángeles que representaban la lucha de los derechos civiles de los chicanos. Al final de la década, sin embargo, Almaraz se sintió limitado por su papel como trabajador cultural dentro del movimiento, y sus aspiraciones creativas lo llevaron a buscar una forma mucho más personal de expresión. ‘Jugando con Fuego: Pinturas de Carlos Almaraz’ explora esta transformación personal y artística.

Obra clave de la exposición es la enorme «Echo Park Lake nos. 1-4 «(1982), una pintura de cuatro columnas que recuerda las representaciones impresionistas de Claude Monet con sus estanques de lirios y parques parisinos. Esta exposición marca la primera vez que los cuatro paneles se han reunido desde 1987. Otras obras destacados son el estudio de Almaraz con escenas idílicas de Hawai (donde Almaraz y su familia mantuvieron una segunda residencia), incendios de coches en autopistas, con sus colores saturados, autorretratos, escenas contemplativas de la vida doméstica, y sueños surrealistas.

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