Damien Hirst
Chicken, 1999
Serigrafía
National Gallery of Art, Washington, Corcoran Collection
(regalo de The Heather and Tony Podesta Collection, Washington, DC)
‘La Última Cena’ de Damien Hirst en la NGA Washington La National Gallery of Art de Washington presenta ‘La Última Cena’ (1990), una serie de 13 grabados monumentales de Damien Hirst, comprados por la National Gallery of Art a la Corcoran Gallery of Art en 2015. Del 13 de agosto de 2016 al 1 de enero de 2017.]]>
Fuente: National Gallery of Art, Washington
Hirst fue uno de los más destacados artistas del grupo Young British Artists —0 YBAs, como se les conoce- que revitalizó la escena del arte británico en la década de los 90. En «The Last Supper (la última cena)», explora ingeniosamente el papel de la fe, visualizado en relación con el arte, la medicina y la religión. Nunca antes mostrado en Washington en su totalidad, se instalará en el Concourse Gallery West Building del 13 de agosto de 2016 al próximo 1 de enero de 2017.
Los 13 grabados que conforman «La última cena» se refieren al número de comensales en la última cena bíblica. Hirst plantea la cuestión de si nuestra fe en la medicina, con su promesa de evitar la enfermedad y la muerte, es comparable a nuestra fe en la religión. Presenta envases farmacéuticos minimalistas con la forma y el estilo de una obra de arte, preguntándose «¿por qué algunas personas creen por completo en la medicina y no en el arte, sin cuestionárselo tampoco?» Hirst recuerda ver a su madre completando una receta en una farmacia. «Mi madre estaba viendo el mismo tipo de cosas en la farmacia y creía en ellas por completo. Y después, al verlos en una galería de arte, no creía en ellas en absoluto.»
Cada una de las obras de «La última cena», cuenta con una etiqueta farmacéutica que ha sido alterada. Los nombres de los medicamentos han sido sustituidos por los de los alimentos británicos comunes («Ethambutol Hydrochloride» se convierte en «Steak and Kidney,», por ejemplo) y los nombres o logotipos de los fabricantes han sido sustituidos por los de la propia marca del artista, Hirst. Ampliadas a una escala heroica, las obras plantean la cuestión de si los productos farmacéuticos -un «alimento» básico de muchos contemporáneos- pueden haberse convertido en la salvación en la que ponemos no solo nuestra fe, sino también nuestro pan de cada día.
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